Existe, en mi barrio.
un rincón un tanto olvidado.
Un pequeño universo,
de escombros y charcos de barro.

Fue el campo de mil batallas,
el reino de todos los cuentos.
Un oasis rodeado,
de coches y bloques de cemento.

La evasión de nuestra realidad, de cielos grises y humo,
un claro en mitad de la ciudad, de hierbas secas refugio.

Una pista de carreras,
un estadio lleno de estrellas.
El escondite preferido,
de amantes de besos furtivos.

Al pañuelo, tú la llevas,
él se la liga, dale a la botella.
¿Tienes cromos?, yo te cambio.
Vamos por chuches, corriendo te gano.

Pero como tenía un fin, el hechizo se rompía,
cuando desgarraba aquella voz: 'Vamos, sube, la cena se enfría!!'.

Y nunca me olvido de tí,
de aquellas tardes en el solar, donde te conocí.
Cuando vuelvo la vista atrás,
yo te imagino sentada allí, esperando por mí.

Pero como tenía un fin, el hechizo se rompía,
cuando desgarraba aquella voz: 'Vamos, sube, la cena se enfría!!'.

Y nunca me olvido de tí,
de aquellas tardes en el solar, donde te conocí.
Cuando vuelvo la vista atrás,
yo te imagino sentada allí, esperando por mí.